“Como ingeniera, intento aportar una visión del marketing online más transparente y llegar a las pequeñas empresas”

Emprendimiento al 100% Con Mónica Mauricci, responsable de Domotua Marketing Online

Nuestra coworker experta en marketing online es Mónica Maurici, una catalana de 33 años que abandonó el mundo de la ingeniería civil para conocer a fondo los entresijos de Internet y de las redes sociales. Aunque nació en Palamós, un pueblo de Girona, a los 17 años se fue a Barcelona a estudiar Ingeniería Técnica de Obras Públicas y varios másteres relacionados con la ingeniería civil. Ya desde su época de estudiante, empezó a trabajar en importantes proyectos como la ampliación del puerto de Barcelona, grandes obras de ferrocarril e instalaciones hidráulicas. Hoy nos cuenta cómo dio el salto de las redes ferroviarias y terrestres a la Red de redes.

¿Cómo se convierte una ingeniera en una experta en marketing online?

En 2011, decidí hacer un cambio y me fui a Australia. Por aquel entonces estaba realizando un máster de ingeniería civil y tenía que hacer la tesis final. Como tema de investigación, elegí comparar los puertos de Barcelona y Sydney y aprovechar así  la experiencia de vivir fuera y aprender inglés. Era la excusa perfecta.

En Australia, donde estuve un año y medio, llegué a dar clases de español a 11 estudiantes. Fue mi primer contacto con las redes sociales, porque, para conocer mejor a mis alumnos, empecé a crear páginas de Facebook, a organizar eventos, etc., y  disfruté mucho con la participación de la gente. Trabajé también para una empresa de RRHH a la que le llevaba las redes sociales, además de organizar charlas para gente que estaba buscando trabajo en Australia. Así fue como me introduje en el marketing online.

Cuando regresaste a España, ¿retomaste la ingeniería civil?

En lugar de volver a Barcelona, me vine a Madrid y empecé a hacer un blog sobre rutas para conocer la ciudad, con versión en inglés y en español. De aquí me surgieron clientes y además seguía con las clases de español para algunos de los alumnos que tenía en Australia, aunque ahora las impartía por Skype.  Después trabajé unos meses en una agencia de publicidad, donde percibí el boom que se ha generado en torno al marketing online y las redes sociales, pese a que mucha gente no sabe ni por qué hay que estar ni cómo hacerlo. Al final hice un curso más específico en social media y me di cuenta de que esto era lo que realmente me gustaba y que debía emprender. Siendo freelance, puedes aportar más, dar un trato personalizado a los clientes, explicarles bien cada informe que se elabora… En definitiva, hacer las cosas a conciencia.

¿Cuándo y por qué decides empezar a trabajar en un espacio de coworking?

Entré en Workcase en enero de este año, principalmente porque buscaba estar con más gente. Es una forma de entrar en contacto con más empresas y con gente que está emprendiendo. De este modo, puedo saber si lo que estoy haciendo interesa, al mismo tiempo que descubro las necesidades que tiene gente con perfiles muy diferentes.

Es la primera vez que he estado en un sitio de coworking y estoy muy contenta con la experiencia porque me parece un espacio muy profesional, si tienes que traer clientes o visitas, y donde se trabaja a gusto. En cuanto a las colaboraciones que nos han surgido al formar parte de la comunidad Workcase, hasta ahora hemos realizado un proyecto de diseño web y SEO para una traductora Daniela Cataldo y también estamos realizando un estudio de SEO para la propia página de Workcase.

La empresa que has creado junto a tu socio (Javier) se llama Domotua Marketing Online. Cuéntanos un poco a qué os dedicáis y qué ofrecéis a las empresas.

Nos dedicamos fundamentalmente al diseño web, SEO, campañas publicitarias y gestión de contenidos. Para las campañas y estrategias de SEO –uno de los servicios que más nos demandan-, analizamos en profundidad la página del cliente, tanto desde el punto de vista de la generación del contenido, que es muy importante, como de la programación y diseño. Por un lado, hay que vigilar que el contenido sea bueno y único. Por otro, el aspecto de diseño y programación exige un análisis y atención continuos. El SEO tiene que ser muy constante, porque además los resultados los ves a largo plazo.

Como ingeniera, intento aportar mi visión analítica y llegar a las pequeñas empresas con un servicio transparente.  Mi socio Javier es el experto en tecnología y  se encarga de la parte de diseño, programación y códigos fuente. Si alguien entra en nuestra página web, que no se extrañe por todos los animales australianos con los que está ambientada. Son un homenaje a nuestra aventura australiana (nos conocimos allí), ya que fue donde nació nuestra dedicación al marketing online.

¿Se venden muchas falsas promesas en el mundo del marketing online?

Muchas agencias te prometen un número de “likes”, o una posición determinada en Google… Y eso es poco realista. Lo que hay que hacer, como con todo en la vida, es ser constante y trabajar.

Con el tema del SEO, cada vez va a ser más importante el contenido de calidad: que lo que escribas en tu web no lo copies de otras páginas y que sea relevante. A veces parece que para ocupar los primeros puestos en buscadores tienes que hacer trucos, comprar links, etc. Y eso al final Google te lo penaliza.

Nosotros nos dirigimos, sobre todo, a la pequeña empresa, para que entienda cómo puede sacar un provecho real a las redes sociales y al marketing online.

“Un abogado especializado en tecnología debe estar en contacto con matemáticos, informáticos y telecos”

Emprendimiento de un abogado especializado en nuevas tecnologías

El pasaporte abarrotado de sellos de Diana Fernández Soutullo, abogada gallega de 32 años, es el mejor testigo de sus viajes por todo el mundo. Miembro de la segunda generación de juristas de la familia Soutullo, Diana estudió Derecho y diversos postgrados en práctica jurídica y derecho internacional pensando que acabaría trabajando en una institución como la ONU o la Unión Europea. Por eso, desde pequeñita aprendió a hablar varios idiomas y hoy, junto a sus lenguas maternas –el castellano y el gallego-, domina el inglés, el francés y el portugués, y se defiende bastante bien en alemán. Esta envidiable capacidad para hablar otros idiomas (incluso dice que no habla “idiomas raros” pero tiene la suerte de entender lo que le quieren decir) le ha permitido  dedicarse a la internacionalización de empresas, una tarea que ha llevado a cabo con gran éxito en más de 30 países, desde Kenia y Kazjstán a Dubai o Australia.Hoy tenemos el placer de charlar con nuestra coworker más internacional sobre temas como la propiedad industrial o el derecho de las TIC, en los que es especialista.

Tu sueño de pequeña era trabajar en las instituciones europeas, ¿por qué cambiaste de rumbo?

Pude probar la experiencia de trabajar en el Parlamento Europeo y me di cuenta de que no era lo que yo esperaba. Quizás se deba también a que era muy jovencita –tenía 23 años-, pero rápidamente llegué a la conclusión de que aquello no cumplía mis expectativas. Por el contrario, el mundo empresarial sí que se adaptaba más a lo que buscaba, ya que es mucho más dinámico. Como buena gallega, sentí que el mundo es muy grande y necesitaba verlo. Así que cogí las maletas y me fui a Australia. Al volver, creí que iba a trabajar en Bruselas en algún organismo sectorial, pero el destino me llevó a una empresa ubicada muy cerca de mi pueblo natal, Sanxenxo.

¿Cómo fue aquella primera experiencia en la empresa privada?

Era una empresa dedicada al turismo de salud en la isla de A Toxa, donde me encargaba de la asesoría jurídica interna y de la internacionalización de la empresa. Tuve así la oportunidad, desde muy joven, de crear un departamento de expansión internacional y llevar a esta empresa gallega a Portugal, Francia y Marruecos. En esa época se sucedieron muchos viajes por el mundo y llegué a trabajar en banca, aunque fue algo experimental.

¿Decides entonces dar un nuevo giro a tu carrera?

Sí, era el año 2011 y todo el mundo decía que no era buen momento para cambios, pero en la vida hay que moverse. Sin pensarlo mucho, me presenté a una oferta de trabajo en una empresa de Madrid y a los cinco días estaba trabajando allí. Al principio me costó adaptarme a la vida en Madrid pero, a día de hoy, estoy muy contenta. He trabajado para una multinacional con base española en el sector de las telecomunicaciones, donde descubrí el amplio abanico de posibilidades de la industria tecnológica y el vacío legal o de prestación de servicios jurídicos en ese ámbito. Fueron dos años muy intensos, viajando también por todo el mundo, y al final llegó un momento en el que vi claro que debía trabajar por mi cuenta.

¿Qué te motiva finalmente para empezar a trabajar por cuenta propia?

Como profesional liberal,  trabajando para otra empresa no siempre estás de acuerdo con las decisiones que se toman, o te gustaría llegar más lejos, prestar un mejor servicio, ayudar más a la comunidad… Me he especializado en internacionalización y tecnología porque me parece fundamental diferenciarse en alguna materia. El mundo se mueve a tal velocidad que es imposible abarcar todas las reformas. Y como vivimos en un  mundo global y las nuevas tecnologías son globales, decidí apostar por estos campos.

Y en medio de esta trayectoria internacional, ¿cómo y por qué acabas trabajando en un espacio de coworking? ¿Está siendo positivo para ti desde el punto de vista profesional?

Podía haber buscado una oficina compartida, pero pensé que necesitaba un espacio con una línea neutra, en donde poder recibir a los clientes, pero, sobre todo, donde pudiese relacionarme con otras personas.

Para mí, estar en Workcase tiene muchísimos aspectos positivos: la ubicación, el trato, las posibilidades de colaboración con otros coworkers… Es además un espacio de coworking muy diferente a otros, me gusta mucho su línea y el ambiente que se ha creado entre la gente. Ni siquiera a largo plazo me planteo buscar una oficina propia. En Estados Unidos, ya hay despachos de abogados que siguen esta filosofía y trabajan en espacios completamente abiertos. Cada vez es más necesario colaborar con otros equipos y profesionales; no debe extrañarnos que haya un abogado junto a un farmacéutico o un informático. Y para mí, que estoy especializada en el mundo de la tecnología, esto es fundamental. Un abogado no puede conocer al dedillo el mundo de la tecnología si no está en contacto con matemáticos, informáticos y telecos.El mundo tradicional de los despachos sobrios y de color verde seguirá existiendo, pero convivirá con una línea más moderna de espacios amplios y abiertos en los que trabajen diferentes perfiles profesionales.

Como experta en derecho de las TICs, ¿a qué novedades legales nos aconsejas que prestemos atención en los próximos meses?

Nunca se ha generado tanta normativa  y a tantos niveles (autonómico, estatal, europeo…) como la que afecta hoy a las nuevas tecnologías. Un cambio importante es el que afecta a la normativa para los consumidores y usuarios, ya que las tiendas online deberán adecuarse, antes del 14 de junio, a la nueva regulación. Si no se adaptan antes de ese plazo, sufrirán una penalización.

Otra campaña en la que estoy trabajando ahora es la que afecta a las farmacias online que, aunque todavía no pueden vender medicamentos, sí pueden ya vender otros productos. Debido a la falta formación en el sector (hiperregulado y muy conservador), muchas empresas no están dando los pasos que serían necesarios.

En cuanto a las famosas controversias sobre la propiedad intelectual en Internet y las descargas ilegales, habría que analizar caso por caso, pero es evidente que no hay creación si el creador no gana dinero. Las plataformas tecnológicas no pueden pretender beneficiarse de la obra de un creador sin que este  reciba dinero. En cualquier caso, vivimos en un mundo tecnológico y no se puede entender la protección de la propiedad intelectual del mismo modo que se entendía en el siglo XIX

“El inglés y el español son como dos sistemas operativos totalmente diferentes, no puedes aplicar el uno al otro”

Emprendimiento con nuestro coworker y profesor de inglés Simon Sternberg

No responde al perfil de coworker típico, pero este profesor de inglés ha encajado a la perfección en la comunidad Workcase. De madre irlandesa y padre australiano, Simon Sternberg nació en Leeds (Inglaterra) y lleva 13 años en España, después de dar todo tipo de cursos de inglés para hablantes no nativos en Inglaterra, Italia, Alemania y Austria. Hoy Simon nos cuenta cómo hablamos y pronunciamos el inglés los españoles, y qué le trajo hasta un espacio de coworking.

Hay muchos profesores de inglés, pero no abundan los que enseñan pronunciación ¿Por qué decidiste centrarte en este aspecto?

Desde que llegué a España en el año 2000, siempre pasaba lo mismo: aunque hablaban más o menos bien, a los alumnos españoles les costaba entender. Me decían que no entendían las canciones ni las películas, que tenían la sensación de que los nativos “se comían” un poco las palabras. Entonces pensé que había que enfrentarse a este problema, y fui a la Universidad de Londres a hacer un curso de fonética inglesa. Decidí abrir una academia de inglés pero enfocada a la pronunciación, para que la gente pudiera ir más a fondo, entender cómo funciona el inglés lingüísticamente.

El problema radica en que, en el español, se suele dar igual énfasis a todas las sílabas. El inglés, por el contrario, no es un idioma silábicamente acompasado como el español, sino acentualmente acompasado. Esto significa que no se pone el énfasis o acentuación en cada sílaba sino en la sílaba que tiene el significado (verbo, adjetivo, adverbio, sustantivo…) y no en otras como las preposiciones o los artículos, que no tienen importancia desde el punto de vista del significado. Estas sílabas de menor significado se pronuncian en inglés de manera débil.

Muchas clases de inglés se enfocan desde el punto de vista de “hablar, hablar y hablar” pero los alumnos siguen sin entender. Hay que hablar menos y familiarizarse más con cómo funciona el inglés. El inglés y el español son como dos sistemas operativos totalmente diferentes, como Mac y Windows, y no puedes aplicar el uno al otro.

¿Qué tipo de alumnos tienes? ¿Te necesitan para eventos puntuales o les das clases continuadas?

Un poco de todo. Empecé pensando que daría clase sobre todo a actores pero, dada la crisis en la industria del cine, no podía limitarme solo al sector de la interpretación, así que he diversificado y doy también clases a grupos de empresa (sobre todo de publicidad y marketing), a profesionales jóvenes que tienen que realizar muchas videoconferencias en inglés, etc.

Para los actores, sí que suelen ser clases puntuales e intensivas, cuando tienen algún casting o van a prepararse algún papel. Luego tengo otros alumnos médicos, directivos, etc., a los que doy clase de forma más continuada. Hace poco he empezado a dar clases a una profesora de inglés de Educación Infantil, a la que estoy ayudando a que los niños entiendan el inglés desde los primeros años, que es normalmente cuando surge el problema que luego se va arrastrando.

¿Por qué decidiste venir a trabajar a un espacio de coworking?

No podía dar clases en mi casa porque no es muy profesional, a no ser que tengas un espacio diferenciado. Tampoco quería abrir una academia por los gastos fijos que me supondría, sobre todo en la fase de arranque. Por eso, para minimizar un poco el riesgo, pensé en un espacio de coworking en el que pudiese trabajar, para preparar mis clases, y también recibir a mis alumnos. Workcase me pareció perfecto tanto por la sala en la que doy las clases como por ser un sitio tranquilo, en el que no hay mucho ruido y se trabaja muy bien.

En los meses que llevas en Workcase, ¿ha surgido alguna colaboración con otros coworkers?

Sí, ya he colaborado con varias personas. A veces, por ejemplo, necesito ayuda en temas informáticos y los chicos de Benuit me la han prestado a cambio de una clase de pronunciación personalizada. Con la empresa de eventos de Elena, Ache Azafatas, hemos hecho una promoción para que sus azafatas contestasen a un cuestionario sobre pronunciación en inglés y luego sorteamos una clase gratis para cinco de ellas. Con la productora audiovisual de Paola, Velay, vamos a grabar un vídeo de una clase. A Álvaro el programador, que iba a Inglaterra y quería practicar un poco, le di una clase y él me explicó Google Ads. Otros compañeros me han pasado contactos de gente interesada en mis clases… Realmente, es muy beneficioso pertenecer a una comunidad de coworking por muchos motivos.

¿Tienes algún proyecto entre manos para los próximos meses?

Estoy preparando un taller para grupos de actores que quieren trabajar en inglés, para lo que necesitan disponer de un monólogo o escena en inglés que puedan subir a su videobook. Con un grupo reducido de cuatro o cinco actores, vamos a preparar una obra teatral breve de un acto, trabajando los aspectos de la pronunciación y aplicándolos al texto. En cuanto lo tengamos dominado todo, la pronunciación y la propia actuación, haremos la grabación de la obra. Puede también que hagamos en Workcase una representación con los coworkers como público invitado.

Para terminar, ¿qué consejos básicos darías a los españoles para hablar y entender por fin el inglés?

Antes de nada, hay que saber algunas cosas fundamentales sobre la pronunciación del inglés. Cuando tienes ese conocimiento, ya puedes hacer cosas por tu cuenta como escuchar canciones o ver películas en versión original. Si no tienes esos conocimientos teóricos básicos, que no se explican en los colegios, no puedes avanzar. Por eso, mi consejo es que den por lo menos una sesión de pronunciación conmigo. Realmente, los españoles conocen la gramática inglesa casi mejor que los nativos. El vocabulario nuevo es algo que, inevitablemente, también vas adquiriendo. Pero la prioridad debe ser la pronunciación, y los libros de texto no suelen tener material específico bueno sobre este aspecto ni los profesores le dedican el suficiente tiempo. Habría que lograr un equilibrio entre las destrezas orales, escritas y gramaticales.

 

 

«Gracias a nuestra plataforma, cualquier persona puede crear su aplicación sin necesidad de saber programar»

Emprendimiento entre músicos con la empresa Benuit

¿Qué pasa si se juntan un ingeniero informático, un ingeniero de sonido y un ingeniero industrial con visión tecnológica y ganas de arriesgar y de desarrollar una nueva plataforma? La respuesta es Benuit, una prometedora empresa dedicada al desarrollo de aplicaciones móviles. Los tres fundadores de Benuit se conocieron hace solo nueve meses en un evento para emprendedores que organizaba uno de ellos junto a su equipo de Wayra. Empezaron trabajando en el Palacio de Correos, aprovechando el WiFi que había en una de las salas, hasta que se unieron a la comunidad Workcase.

Pablo es ingeniero informático y muy activo en el mundo de la tecnología. De hecho, mientras estudiaba en la Universidad, creó un blog Govoid que era uno de los que más tráfico recibía en España. Luis es ingeniero de sonido y ya tenía experiencia como emprendedor con su empresa TrainYourEars, dedicada a la venta de software para ingenieros de sonido. En 2011 fue seleccionado para el programa Crea BT para emprendedores. Por último, Fernando es ingeniero industrial y también había emprendido anteriormente, ya que fue seleccionado para participar en un programa de la Fundación Banesto para emprendedores (“Yuzz”). Además, organiza el StartCamp en colaboración con Wayra.

Hoy charlamos con ellos sobre sus proyectos y filosofía de trabajo.

¿Cómo surge la idea de Benuit?

Nos juntamos con la idea de ofrecer a los grupos de música una herramienta para que pudiesen autopromocionar su música de forma directa con sus fans. Esto nos llevó a crear una plataforma en la que pudiesen desarrollar sus propias aplicaciones móviles: Stage Rocket. A raíz de tener esta plataforma, hemos visto otras muchas posibilidades en las que estamos trabajando ahora: no solo orientarlo a músicos, sino dar también la posibilidad de que cualquier persona o empresa (bares, restaurantes, discotecas, bloggers…) pueda crear su propia aplicación para ofrecer sus contenidos a través de ella. Sin necesidad de saber programar, cualquiera se puede crear su propia aplicación en nuestra plataforma.

Nuestro foco principal como equipo está en los grupos de música, pero estamos buscando a una persona que se pueda encargar del desarrollo de negocio en estos otros ámbitos. Hemos visto que tenemos una herramienta muy potente y no queremos desaprovechar la oportunidad de crecer en otras líneas de negocio.

¿Ya tenéis clientes?

Clientes de la plataforma aún no, aunque estamos a puntito. Durante estos meses, nos hemos autofinanciado haciendo proyectos o desarrollos ad hoc para terceros. Ahora la idea es ir metiendo poco a poco gente que utilice la plataforma y que pagarán un fee mensual, hasta que la base de clientes sea suficiente como para cubrir gastos.

¿Por qué decidisteis venir a trabajar a un espacio de coworking?

Cuando empezamos, de desarrollo de aplicaciones prácticamente no teníamos ni idea, aprendimos sobre la marcha, a medida que lo íbamos haciendo. Por eso queríamos estar en un espacio en el que hubiese gente también emprendedora y que nos pudiese echar una mano en temas que nosotros no dominábamos. Y luego también porque, al ser un equipo de tres personas, trabajar en casa es complicado, necesitábamos un espacio neutro que no fuese la casa de ninguno.

¿Y cuáles fueron las razones para elegir Workcase?

Visitamos varios sitios para hacernos una idea de las opciones que teníamos. Como nosotros estamos empezando, sobreviviendo bajo mínimos, nos fijamos mucho en el precio, y creemos que el de Workcase está muy bien para lo que ofrece. No podemos invertir el colchón que tenemos en un gasto mensual demasiado elevado. Además, nos gusta mucho cómo está organizado y cuidado el espacio, y los servicios que ofrece. Y sin olvidar a Juanlu, el responsable de Workcase, que es una persona siempre dispuesta a ayudar y a dar facilidades, que entiende la situación en la que estamos quienes acabamos de iniciar un proyecto.

De cara a 2014, ¿cuáles son entonces vuestros planes de negocio?

Básicamente, queremos terminar de lanzar la plataforma para músicos (hemos hecho varias entrevistas con grupos y parece que hay bastante interés por su parte), intentar conseguir nuestros primeros clientes en esa línea de negocio y encontrar a una persona de confianza que se integre en el equipo para abrir más líneas, cada una con su propia marca. Nuestro objetivo para 2014 sería ser autosostenibles con el dinero que vamos facturando.
Nos hemos planteado buscar inversión, pero nos parece más lógico que los inversores sean nuestros clientes. De este modo, todo lo que hagas va a ser para mantener a esos clientes y no para satisfacer las necesidades de un inversor. Una vez que tengamos una base de clientes que nos permita ser autosuficientes y un producto no solo tecnológicamente bien diseñado (que eso ya lo tenemos) sino con un cierto recorrido en el mercado, sí nos plantearemos buscar un inversor para abordar futuras fases de crecimiento.
En cuanto a las nuevas líneas de negocio, actualmente estamos trabajando en aplicaciones de guías de viaje (la plataforma se llama Turismob), en las que puedes introducir información sobre los diferentes destinos a través de un panel de control muy sencillo y fácil de usar. Estas aplicaciones, que funcionarán también con el modelo de pago mensual, se las ofreceremos a hoteles, agencias de viajes, delegaciones de turismo en ciudades pequeñas, etc.