“Recomiendo a todos los profesionales que estén empezando que hagan un buen vídeo para mostrarse al mundo”
Perteneciente a una generación muy acostumbrada a expresarse a través de la imagen, Paola Rubio es nuestra coworker especialista en creación audiovisual, vídeo y dirección de fotografía. Tras vivir en ciudades con tanta personalidad como Nueva York o Buenos Aires, volvió a Madrid con una misión: poner el vídeo al alcance de cualquier persona que quiera comunicar una idea, contar una historia o explicar quién es profesionalmente. Hoy nos cuenta qué ha aprendido en estos años y cómo ve el futuro del vídeo digital.
Paola, cuéntanos cómo ha evolucionado tu historia profesional, ¿qué estudiaste y hacia dónde encaminaste tus primeros pasos?
Estudié Comunicación Audiovisual con la idea de seguir por el camino del cine. Al acabar la carrera, opté por seguir estudiando dirección de fotografía, que es la parte más técnica del cine en cuanto a la imagen y la que más me llamaba la atención. La crisis me pilló justo al salir de la escuela de cine y decidí irme a Nueva York para ver cómo era allí la industria y si realmente había oportunidades.
Pero descubrí que las oportunidades, si las había, eran sobre todo para los americanos. Para los europeos es casi imposible hacer realidad “el sueño americano”. Por lo menos lo intenté y viví una gran experiencia en los seis meses que estuve en Nueva York y California.
Cuando regresaste a Madrid, ¿seguiste volcada con el mundo del cine?
Sí, intenté seguir trabajando en cine y cortometrajes. Pero no encontré mi lugar, no me gustó. Lo de trabajar gratis tiene un límite, no quería estar haciendo favores de por vida. Así que no lo dudé cuando me dieron la oportunidad de ir a Buenos Aires para trabajar en realización audiovisual para eventos. Fue allí donde descubrí realmente las oportunidades que ofrecían el vídeo y el mundo digital. Me di cuenta de que yo sola podía hacer cosas realmente buenas y funcionales para los demás, tanto para empresas como para particulares. Cuando volví de Buenos Aires, decidí olvidarme del cine, de formar parte de un equipo, y aposté por el vídeo. Internet y el digital han democratizado la expresión audiovisual.
¿Qué vídeos haces y para qué tipo de clientes?
El vídeo es un modo de expresión para mucha gente. Una de las primeras necesidades que se plantea cualquier pequeña empresa que esté empezando es explicar a los demás lo que hace. Y la mejor forma de expresión que existe hoy es un vídeo, que puede colgar en su web y en las redes sociales y compartir con potenciales clientes y socios. Antes nos hablaban de un vídeo corporativo y lo asociábamos a una inversión enorme, hoy ya no. Aunque colaboro con otros profesionales, por ejemplo para la postproducción, yo sola hago casi todo el trabajo y eso abarata mucho los costes.
También hago vídeos para grandes empresas (el año pasado, por ejemplo, realicé un vídeo corporativo para BMW) y algunas me piden vídeos de consumo interno, como puede ser un concurso para empleados o para la formación de los trabajadores de una división concreta.
Las campañas de crowdfunding es un tema en el que me estoy metiendo ahora. Todos sabemos que cuesta muchísimo conseguir financiación, así que explicar bien lo que haces o tu proyecto puede ayudar mucho. ¿Y cómo explicas lo que haces? Con un vídeo.
Para el tipo de coworkers que trabajamos en Workcase –fundamentalmente, autónomos y microempresas-, ¿nos recomiendas entonces que hagamos un vídeo de presentación?
Ese es mi objetivo en 2015: transmitir el mensaje de que un vídeo es una herramienta muy funcional para todo el mundo. Igual que cualquier autónomo o pequeña empresa lo primero que hace es crear su página web, tener un vídeo en la web también es básico.
Frente a un vídeo bien hecho, un currículum convencional no tiene nada que hacer. Pero tiene que estar bien hecho: yo te ayudo a hacer un guion, te aconsejo cómo explicarte, cómo lograr que sea algo personal y que, además, tenga mi aportación técnica, creativa y de conocimiento de la imagen. No se trata de hacer un vídeo de alguien que lee un papel, sino de hablar de forma personal a través de la imagen. Y además este vídeo lo puedes ir luego ampliando para incluir nuevos proyectos o mensajes. Recomiendo a todos los profesionales que estén empezando que hagan un buen vídeo para mostrarse al mundo.
¿Habías trabajado en otros sitios de coworking? ¿Cómo llegaste a Workcase?
Cuando volví de Argentina, decidí montar una productora con otro compañero. Trabajaba en casa y duré dos meses. No era para mí. Paso horas y horas en internet, estudiando nuevas opciones y tendencias en el mundo del vídeo. Y estar todo el día en Internet es incompatible con estar todo el día en casa, a no ser que quieras acabar loco.
Respecto a Workcase, me apetecía mucho compartir un coworking donde no hubiera más artistas, sino que la mayoría fuesen profesionales autónomos de otros sectores. Antes siempre había estado rodeada de cineastas y artistas, y quería centrarme en los aspectos funcionales del vídeo y de la creación audiovisual.
¿Y qué te ha aportado Workcase?
Sobre todo, salud mental (risas). Levantarme y tener un sitio al que ir. Aprender de otra gente, abrir la mente. El ratito que hablas con alguien te sirve para mucho. Estando solo, por mucho que estés en internet, no obtienes lo que te da el tú a tú y el feedback inmediato. Para mí, ha sido fundamental el coworking todo este año.
¿Es diferente la relación con la imagen de unas generaciones a otras?
Yo tengo 29 años, y cuando empecé comunicación audiovisual no existía casi ni Youtube. El cambio al vídeo digital y la revolución que ha supuesto Internet en el consumo audiovisual se ha producido en estos últimos cinco años. Con el móvil, todo el mundo hace hoy vídeos, e incluso muchas personas han aprendido a hacerlo de forma más profesional. Con la situación actual que hay en España, el autónomo y la pequeña empresa también están muy al día porque no les queda otro remedio. La imagen nos hace hablar el mismo idioma.